Segundo Año de Ciencias de la Comunicación, FAFI - UNE

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viernes, 3 de septiembre de 2010

Verónika decide morir

Harta de la rutina, Verónika decide acabar con su vida, a pesar de ser una chica normal y tener todo lo que una persona de su edad podía tener. Ella no estaba satisfecha, le faltaba más alegrías, o talvez, más tristezas. Su vida era monótona, sin muchos sobresaltos lo que la aburría y razón por la que pensaba que no vale la pena vivir!




Fue así que el 11 de noviembre de 1997 Verónika llevó a cabo lo que hace tiempo planeaba, se tomó cuatro cajas de somníferos, y en la cama de aquel pequeño dormitorio que alquilaba se recostó a esperar su muerte.



Sin embargo- despertó en Villete, un viejo manicomio de la ciudad en donde vivía, allí tuvo la oportunidad de conocer otras personas, diferentes historias, conoció a Eduard y conoció lo que es el amor, esto hizo que ella tuviera ganas de vivir, pero era muy tarde para eso. Su corazón estaba irremediablemente dañado y no podía pasar de una semana, al menos, era lo que le había dicho el doctor Igor, director de Villete.



Verónika iba a morir cuando estaba empezando a verle un sentido a la vida. Fue entonces que quiso aprovechar los últimos días que le quedaban por vivir, e hizo cosas impensables, rompió reglas, desobedeció órdenes y supo hacer de cada día una nueva experiencia.



Pasaron los cinco días establecidos para su muerte pero ella seguía más viva que nunca, había cambiado notablemente su vida, y a través de su historia la vida de otros internos del manicomio. El corazón de Veronika estaba sano, pues, todos los diagnósticos del doctor Igor no pasaban de una farsa, era un experimento para su tesis ya que él aseguraba que “ser consciente de la inevitabilidad de la muerte incrementa nuestras ansias de vivir”



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La gran parte de nuestra vida la vivimos así, sin darle sentido a nuestro día día, sin encontrar un motivo para despertar felices cada mañana. Vivimos en un mundo donde siempre queremos ser perfectos para otros, y nos olvidamos de ser perfectos para nosotros mismos, dejamos de lado las cosas que nos hacen felices, que nos motivan a idear proyectos, a tener ambiciones, a soñar con un mañana diferente todos los días.


Nos estancamos en nuestra rutina, y no arriesgamos por miedo a errar. Verónika era una mujer hermosa, tenía admiradores, trabajaba y había culminado sus estudios. Tal vez, si ella tuviera coraje ejercería su profesión, se enamoraría de alguno de sus amantes ocasionales, lucharía por lo que realmente le gustaba que era ejecutar piano.



El peor defecto es ser cobarde, y correr de los problemas, cada experiencia es una oportunidad de aprendizaje, la vida es una escuela, a veces nos aplaza, otras veces pasamos la prueba pero de cada cosa, cada mal rato, las tristezas, los momentos felices siempre nos enseñan algo, por ello es que no debemos cansarnos de vivir.



LAURA A. RUIZ DIAZ

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